Breve historia de Comillas
El origen del topónimo Comillas, parece derivarse de la orografía de la zona, caracterizada por un suave relieve de colinas y dolinas. Ello debió ser condicionante para los primeros asentamientos durante la Prehistoria. Prueba de ello son los yacimientos arqueológicos localizados en las cuevas de la Meaza y Meaza II, por poner un ejemplo. Estos primeros indicios del poblamiento nos sitúan en hace unos 18.000 años.
El poblamiento continuó en estos hábitats, hasta que la mejora de las condiciones ambientales, propició la vida al aire libre. Cerca de Peña Castillo se localizó un castro, desaparecido desde años por actividades extractivas, con indicios de poblamiento de la Edad de Hierro.
De época romana tan sólo contamos con referencias a explotaciones mineras en el entorno de Ruiseñada y con la aparición en las mismas de un ara votiva dedicada a Jupiter, así como el hallazgo de una moneda romana en la ría de la Rabia. Esta última junto con las características de protección que ofrece la ría, han servido para argumentar la existencia de un posible fondeadero romano en la zona.
En época medieval se empieza a fraguar lo que hoy conocemos como el casco antiguo de Comillas. El primer asentamiento se localizó en el entorno de San Cristóbal. Con el paso de los siglos se empiezan a crear pequeños barrios (Paresuas, Velecío, Campíos, Sobrellano y la Aldea) que se van extendiendo, hasta confluir con el tiempo hacia el entorno de la plaza y Ermita de San Juan (localizado en el solar donde luego se levantará el Antiguo Ayuntamiento). Testigos de aquella época son, el entramado urbano y las hileras de casas adosadas.
La principal actividad económica de estas comunidades era la pesca. Ésta, primero se realizaba en pequeñas pinazas que varaban en la costa hasta que en el siglo XVII se empieza a construir el puerto. Una de las principales actividades fue la captura de la ballena, hasta tal punto que Comillas se convirtió en el último puerto ballenero de la cornisa cantábrica.
El devenir de Comillas cambia drásticamente en el siglo XIX con la figura de Antonio López. Nacido en Comillas y de humilde familia, tras emigrar a Cuba se convertirá en uno de los hombres más ricos e influyentes de la época. Relacionado estrechamente con Barcelona, tanto por relaciones empresariales como familiares, se convertirá en mecenas de jóvenes artistas catalanes, que empezaban a desarrollar una nueva corriente artística. Sin lugar a dudas, fue el artífice de que hoy se conozca a Comillas como la cuna del Modernismo.